Un mar de emociones

La presentación multidisciplinaria de Rossana Colombano en la Galería de Arte Los Cuatro Gatos encontró un abanico de climas que fueron de la calidez y distensión hasta la tristeza, desolación y furia, todo para ser disfrutado a pleno por las decenas de personas que se llegaron a las salas de calle Chile 265 el sábado 16 de agosto por la noche. Fue en la doble presentación de la muestra de acrílicos Jirones del ayer y del libro Mi verdadero mar.


Artistas plásticos de Río Cuarto y Villa María, actores y estudiantes de bellas artes de esta ciudad, formaron parte del público que acompaño el espectáculo en el que hubo música, canciones y literatura, fluyendo en vivo entre pinturas acrílicas y una instalación.


La actriz, escritora y pintora Rossana Colombano, con belleza y simpatía, junto a Nelson García, un excelente anfitrión, hicieron sentir en el espacio el clima justo para el inicio de la velada.


Desde su tarima, Rossana compartió el porqué de sus relatos, las situaciones que escuchó, vivió o simplemente imaginó. A su lectura se va sumando el creciente sonido de una guitarra que, en su suavidad, logra estremecer a los presentes. Ella lee y ambos se entienden, se miran a veces. El relato es triste, desolador, que obliga a contener las lágrimas, pero igualmente disfrutable hasta el aplauso conmovido.


Más tarde la música vuelve a inundar las salas. Una mujer muy joven, bella y soberbia ingresa tirando de una soga a su sometido, quien se arrastra por el piso sin poder levantar la cabeza siquiera. A cada intento recibe una patada o un tirón de la soga. Es suficiente para saber que deber seguir arrastrándose a sus pies mientras ella mira detenidamente cada obra de la muestra de pinturas.


En la tarima, ella desata la soga y los roles se invierten. Ella se agacha humillada y él se eleva para comenzar su monólogo con fragmentos del libro. Hay bronca en lo que dice. Camina entre la gente, pasa de sala en sala, su voz se hace oír siempre, hasta que cae desvanecido junto a la tarima.

Vuelve la guitarra y la joven bella se yergue para cantar una canción en ruso, casi como un ángel, para el interminable aplauso de cierre de una noche excepcional.

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